Dios no fracasa

domingo, 11 de abril de 2010

La gente que me gusta de Mario Benedetti.

Me gusta la gente que vibra,
que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas,
sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace.
La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad.
Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones,
la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño,
quien se permite huir de los consejos sensatos dejando las soluciones en manos de nuestro padre Dios.

Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma,
la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida,
que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo,
de poder regalar sonrisas,
de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.

Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente,
pero sin lastimarme ni herirme. La gente que tiene tacto.

Me gusta la gente que posee sentido de la justicia.

A estos los llamo mis amigos.

Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría y la predica.
La gente que mediante bromas nos enseña a concebir la vida con humor.
La gente que nunca deja de ser aniñada.

Me gusta la gente que con su energía, contagia.

Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera.

Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.

Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo.
La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.

La gente que lucha contra adversidades.

Me gusta la gente que busca soluciones.

Me gusta la gente que piensa y medita internamente.
La gente que valora a sus semejantes no por un estereotipo social ni cómo lucen.
La gente que no juzga ni deja que otros juzguen.

Me gusta la gente que tiene personalidad.

Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano,
es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.

La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores,
la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento,
la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas
fundamentales para llamarse GENTE.

Con gente como esa,
me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida,
ya que por tenerlos junto a mí,
me doy por bien retribuido.



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viernes, 2 de abril de 2010



Eric Schmidt, presidente y CEO de Google, declaró en una entrevista que aquellos que se preocupan por su privacidad en Internet son usuarios que tienen algo que ocultar. "Si tienes algo que no quieres que nadie sepa, en primer lugar, no deberías estar haciéndolo", declaró el máximo responsable de Google, que comparte ese puesto con los fundadores del buscador Larry Page y Sergei Brin.




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jueves, 1 de abril de 2010

La fidelidad es un atributo de las personas evolucionadas.

Los hombres infieles son menos inteligentes que los monógamos.

Así lo revela un estudio realizado por un equipo de la London School of Economics. Asegura que tienen un coeficiente intelectual más bajo.
El estudio realizado sostiene que los hombres que son infieles a sus parejas presentan un coeficiente intelectual más bajo que aquellos que no lo hacen y mantienen la monogamia.

Las conclusiones fueron publicadas en la revista especializada 'Social Psychology Quarterly'.
El autor de este estudio, Satoshi Kanazawa, expresó a la cadena londinense BBC: "los hombres inteligentes son más propensos a valorar la exclusividad sexual", un comportamiento que se considera una señal de la evolución de la especie.
A su juicio, a lo largo de la historia, los hombres siempre fueron "relativamente polígamos", por lo que una relación monogámica supone una "novedad evolutiva", en oposición al hombre primitivo, que era propenso a la promiscuidad.
El autor del estudio asegura que estos resultados no se pueden aplicar a las mujeres ya que "ellas siempre fueron relativamente monógamas y, por lo tanto, esto no supone una evolución".


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